A veces estamos tan pendientes de nosotros mismos, que no somos conscientes de nuestro alrededor.
Para que no digan que somos egoístas, nos preocupamos de nuestra estirpe, hacia abajo o hacia arriba, hacia los lados, derecha o izquierda, hacia los amigos, esos que no son impuestos, que los hemos elegido nosotros, y ¿qué hacemos?
Nos levantamos, vamos a trabajar(el que tiene la suerte de tenerlo), sufrimos y padecemos, (que eso de amor al arte, con ésto no vá) volvemos a casa (sin disfrutarla, la usamos y ya está) pobre casa, a veces no tenemos tiempo de limpiarla, de lavarle la cara, a veces resulta una cárcel, pocas, un jardín del Edén. Recibimos o hacemos una llamada, realizamos una mueca (que sonrisa queremos poner), si ponemos la televisión, nos inflan con muertos, que no son de película, pero nos estremecemos poco, ya estamos acostumbrados, uno más, y yo no puedo evitarlo, el mal está hecho yá. Los bancos nos roban impasibles, los políticos, haber quien puede más (a meterse nuestro dinero en el bolsillo suyo), si sales a la calle a comprar, vas tan justa con dinero en el monedero que tienes que ir sumando (porque ya no te llega ni para la calculadora) mental, como cuando íbamos al colegio y nos hacían decir la tabla de multiplicar, aunque en este caso, conforme sumas menos cosas en el carro, más echas de menos el bienestar de hace "ná"
Parece un juego de palabras, pero no era mi intención, es "como la vida misma", si miras las caras de las personas, no hay alegría, el que puede te "bufa" para decir "buenos días" y con la que tenemos encima, en fin, esto es un caos.
Pero si esto son "dos" días para que te vas a quejar, pues sí, señor o señora mía me quejo, de que como estoy tan preocupada de si mi marido o mis hijos o yo misma sin ir más lejos, podamos perder el trabajo, que eso implica, que no en un momento dado como nos "hinchan" a pagar impuestos, nos suben los precios de lo más necesario, que es la comida y la vestimenta, que no pueda pagar mis facturas, porque estoy pagando las suyas, que es a mí a quien quitarán la casa, mientras la suya es cada vez más lujosa,.... pues sí, me quejo, porque el estar preocupada de esas "cosas" de esas "nimiedades", me impiden disfrutar, de la sonrisa de un amigo, de preocuparme de si una amiga está mejor o peor que la semana pasada, de pasear por el parque y sentir el césped acariciando mis pies, porque todas esas preocupaciones, me impiden disfrutar de mi buen amigo el libro que hace tiempo me compré, porque no disfruto de las risas de los niños, porque no las oigo, porque a ellos tambien les hemos contagiado la amargura, la infelicidad.... Me quejo, porque a pesar de todo ésto, sólo depende de mí, el ir a buscar a ese ser querido y darle un abrazo y sino tenemos para tomarnos un café, los bancos del paseo siguen siendo gratis (de momento) para poder disfrutar de un momento de charla, de sonrisas y lágrimas, que esas serán únicamente nuestras, y por mucho que suba o baje la inflación, eso sólo depende de mí, de mis amigos, mis parientes, porque, afortunadamente los abrazos y la amistad, el cariño y el amor, la sonrisa y la pasión, son gratis.
Un besazo
(no me olvido de tí, Pilar)
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