viernes, 4 de marzo de 2011

¿Liberación de la mujer?

             Las mujeres hoy en día sacamos pecho y se nos llena la boca, cuando hablamos de lo que hemos conseguido, la igualdad, la liberación y cosas por el estilo. 
            Está muy bien, de hecho, yo misma soy de las que defiendo a ultranza a la mujer y digo NO al machismo, puro y duro.
            Cuando era jovencita, mis ideas eran trabajar fuera de casa, de servir al marido, nada de nada, que se sirviera él mismo, no me gustaba la casa, trabajé fuera de ella desde los catorce años, siempre he sido independiente y he presumido siempre de eso, no soporto que "me mantengan", ni sentir que soy un jarrón maravilloso que tan apenas se puede tocar porque está muy bien de decoración en la parte principal de la casa.  No me ha gustado tampoco la palabra "maruja" por despectiva, ni tampoco "ama de casa" por todo lo que conlleva detrás de ellas, mujer esclava de su casa, servidora de sus hijos y marido, pocos cuidados para sí misma y no descansar ni siquiera en vacaciones, porque todos tenemos la mala costumbre de comer todos los días, nos gusta ponernos la ropa limpia y bien planchada, y eso no se hace solo.  Al igual que los dineros no salen de los árboles (como pueden llegar a creer más de un adolescente)
            Han pasado muchos años (demasiados y muy deprisa) y en mi interior sigo pensando lo mismo, y me comporto de la misma manera, no me gustan las mantenidas, pero tampoco soporto ser la esclava...
            Error, ahora soy la mujer 10, la madre 10, la trabajadora 10, y así podemos decir muchos dieces, pero, casi siempre existe un pero, me siento y esto es lo más importante como nos sentimos, no lo que digan o hagan los demás, sino como lo vivimos y yo me siento menos diez en muchas facetas.  Cuando soy o yo me creo que soy la mujer 10, no acierto, porque intento hacer lo que los demás pretenden que haga, cuando soy la madre 10 estoy tan cansada de ser la trabajadora 10 que no tengo fuerzas para hablar con tranquilidad y sosiego con mis hijos.
            ¿Moraleja? claro, que estallo sin sentido en el momento más inadecuado, que todos piensan que soy fuerte y que puedo con todo, y yo por mantener el tipo lo hago y ¿que ocurre? que me siento explotada, no valorada, agotada física y psiquicamente, con ganas de escapar lejos del stress y como no puedo, porque no he sido "lista" y no me he dejado mantener, no tengo un duro y por consiguiente no tengo ni para una escapada.
             Cada vez pienso más, sino me confundí cuando de jovencita me forjé una forma de pensar y vivir, cuando he visto a otras que se han dedicado exclusivamente al trabajo de cuidar de la familia, limpiar la casa, etc. que además realmente se lo "montan" bien, porque llevan a los niños al cole, van a tomar el café con las otras madres, compran, hacen la comida, sirven la mesa, ponen el lavavajillas, recogen la cocina, se van al gimnasio, recogen a los niños, les ayudan a hacer los deberes (sí pueden) preparan la cena, y poco más hasta el próximo día.  Los domingos se come fuera y si es verano a la piscina todo el día.  Ah y con esto de la igualdad, cada uno se recoge su plato, todos ponemos la lavadora, la tiende el marido (como debe ser) y la recoge y cada uno que se coja su ropa, se la plegue y meta en su armario.
           Desde luego, hoy en día no es lo mismo ser ama de casa, que hace un montón de años, cuando lo eran nuestras abuelas.  Las comodidades que hoy tenemos, lavadora, lavavajillas, agua corriente, luz, e igualdad entre sexos, nos hace más llevadero el ser amas de casa.
           Yo, tambien hago todo eso (incluido el gimnasio y clases de baile) y además trabajo ocho horas fuera de mi casa, jornada de mañana y tarde, y con dos horas en el trayecto entre los cuatro viajes que realizo de mi casa al trabajo y viceversa.  ¿De qué me quejo? ¿De vicio? lo que más lamento, es que ya no tengo quince, ni veinte ni treinta años, los hijos han crecido y sin embargo cada día estoy más cansada, todo me cunde menos, veo menos a mis padres, sino fuera por el móvil, sabría menos de mis amistades, pero a pesar de todo, creo en la mujer, en su capacidad, y en la buena labor que los hombres jóvenes y no tan jóvenes están realizando para que sus mujeres (madres, novias, esposas) se sientan bonitas y útiles.
            Seguro que me he confundido en muchas cosas, pero el interior se mantiene y yo sigo pensando y soñando en la liberación de la mujer. 
            Ahora, queda por pensar y hablar de la liberación del hombre, porque parece que con los cambios, a día de hoy, todavía no saben (la mayoría, no todos) donde está su espacio.  Ya llegará su momento.
           Besos
           Irene

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